Ya en la infancia el
niño era susceptible de imaginar personajes que le
rodeaban, los preheterónimos que algunos
críticos llaman, así que el niño adulto no
tuvo problemas en
seguir rodeándose de personajes donde podría abocar
en ellos todas sus inquietudes, cada una de sus
verdades.
Así nacieron a mi parecer los pseudónimos
Caeiro-Reis-Campos. En 1915, año de la
explosión del poeta, todavía tiene el
"propósito de lanzar pseudonimamente a obra
Caeiro-Reis-Campos". La distinción
pseudónimo-heterónimo aparecerá ya con total
claridad en la nota bibliográfica redactada por Pessoa en
tercera persona y
publicada en la revista
Presença en 1928.
¿Por qué tal distinción finalmente?
Según Ortega y Gasset "La aparición del
otro" surge como reciprocidad; con el trato próximo,
transformado en intimidad, se torna en un "Tú": en un
heterónimo. El hombre
convive dentro de una realidad limitada, si bien consciente de un
más allá (el absoluto) que le es ajeno. Y surgen en
él un deseo de abarcarlo: de poseer la otra realidad
superior. En esta contienda el yo se pasa, afirma Ortega,
queriendo ser "otro".
La subjetividad entonces se torna en acción;
ésta es una representación dinámica, siempre en cambio y en
alteración… como una obra dramática, "um drama
en gente" pero "Quando quis tirar a máscara, /
Estava pegada à cara".
En un afán de confirmarse, el yo se diluye entre
la búsqueda de su identidad y,
paradojicamente, su enajenación: "Ser em tudo um
Além". Si como Pessoa dice, "Fingir é
conhecer-se", es a través de sus heterónimos
como se dispersa su persona literaria, pero se ordena su persona
interior.
Además el sentirse varios, el ser otro, el no
saber lo que se es, o el ser "múltiple" o
"disgregado", explicaría, en parte, la
búsqueda ansiosa de un "yo" mítico
ausente.
El portugués crea una obra heteronímica
que viene a ser un juego teatral
con voces-personajes líricos y con inquietudes
existenciales a la vez, tan opuestas como complementarias. No sin
razón se le ha llamado a Pessoa el poeta
dramático o el poeta
filósofo.
Incluso el mismo poeta nos dice "O ponto central da
minha personalidade como artista é que sou um poeta
dramático: tenho, continuamente, em tudo quanto escrevo, a
exaltaçao íntima do poeta e a
despersonalizaçao do dramaturgo".
Así pues la heteronimia es el estadio
último de un proceso de
despersonalización inherente a la propia creación
poética. Según Pessoa el poeta será mejor
cuanto más intelectual, más impersonal, más
dramático, más fingidor. Por eso decidirá
disfrazar sus sentimientos en heterónimos.
Aunque la heteronimia sea una invención literaria
detrás de ella se esconde un ansia de trascendencia. Nos
muestran las diferentes posiciones del hombre Pessoa
en el itinerario de su búsqueda (las inquietudes
existenciales).
Desde este punto de vista puede considerarse la
heteronimia como procedimientos
filosófico-argumentativos: El poeta portugués al
emplear los heterónimos no hace sino instalarse y
continuar aquella tradición dialógica inaugurada
por Sócrates y
Platón
y que llegará hasta Kierkegaard y Nietzsche (sus
filósofos más cercanos y que
también utilizan máscaras). Pessoa siente la
necesidad de comunicar algún tipo de verdad
mediante sus heterónimos.
Hay en Pessoa una concepción dialéctica de
la verdad, demasiado abierta a todas las verdades o
filosofías (influenciado además por Platón,
Hegel y
Schopenhauer).
Todo en él son verdades parciales, fragmentarias e
incompletas. Cada heterónimo representa una forma de ver
el mundo, tiene por tanto filosofía, pero no hay en ellos
una filosofía sistemática.
Concluyendo, la creación de los
heterónimos, si bien Pessoa la concibió como una
broma creando un poeta bucólico para presentárselo
a Sa Carneiro, más tarde se fue convirtiendo en un magma
complejo de causas psicológicas, estéticas y
filosóficas que una persona hipersensible,
enigmática y expansiva como el poeta portugués pudo
llevar a cabo hasta donde su vida real le
permitió.
Y es la sensibilidad, el enigma y su capacidad expansiva
lo que hace de Fernando Pessoas singular en la poesía
universal.
Bibliografía
– CARREÑO, Antonio, La dialéctica de la
identidad en la poesía contemporánea. La persona,
la máscara, Biblioteca
Románica Hispánica, Editoria Gredos, Madrid
– GASPAR SIMOES, Joao, Vida y Obra de Fernando
Pessoa. Historia de
una Generación, Fondo de Cultura
Económica, México,
1987
– MARTÍN LAGO, Pedro, Poética y
metafísica en Fernando Pessoa, Servicio
de Publicacións e Intercambio Científico,
Universidade de Santiago de Compostela, 1993
Comentario al poema Libertad de Fernando
Pessoa fechado en 1935
"Tenho neste momento tantos pensamentos fundamentais,
tantas coisas verdadeiramente metafísicas que dizer, que
me canso de repente, e decido nao escribir, nao pensar mais, mais
deixar que a febre de dizer me de sono, e eu faça festas
con os olhos fechados"
Con este fragmento del Livro do
Desassossego podemos entender mejor este poema impregnado de
nihilismo (el
poema se estructura
sobre afirmaciones y negaciones sucesivas incluso Falta uma
citaçao de Séneca.) El poeta hace una
apología sobre la inutilidad de la literatura, del
hábito del leer y del de estudiar ( el canto de la vanidad
de las cosas que ya había escrito Ricardo Reis). La
razón de tal inutilidad para el Pessoa ortónimo es
que la Naturaleza
sigue su curso indefectible y eternamente, en cambio, el ser
humano está abocado a la desaparecer estudie o no: E a
brisa, essa, / De tao naturalmente matinal, / Como
tem tempo nao tem pressa… (también aspecto
descifrable en la poesía de Ricardo Reis.)
En el verso Livros sao papéis pintados com
tinta se resume la actitud
nihilista del poeta, reducido los saberes al absurdo de la nada,
a la imposibilidad de conocer la Verdad, los libros se
convierten en simples páginas con letras que nada pueden
aportar al mundo . Incluso en la siguiente estrofa el convencido
Sebastianismo de Pessoa parece tambalearse debido a la
indiferencia que le provoca todo aquello que le rodea.
Si bien el poeta afirma que Grande é a poesia,
a bondade e as danças… por encima de esto se
encuentran los niños,
la flores, la música, el claro de
luna y el
sol.
El tema del niño es recurrente en Pessoa como
símbolo de aquella saudade por la incosciente
felicidad infantil; las flores son símbolo de la
elementalidad de la Naturaleza y su belleza (tema que
desarrollará Alberto Caeiro);
Otro elemento que forma parte de la Naturaleza es el
sol, símbolo de la sabiduría en Platón, el
poeta advierte de los peligros de un conociemiento excesivo e
hipersensible del mundo como a Pessoa le ocurría a menudo,
Ricardo Reis rechazará el
conocimiento para centrarse sólo en las sensaciones,
ya que al intelectualizarlas se convierten en tristezas; la
música y el claro de luna (¿de Beethoven?) son
tambien elementos abstractos que no necesitan de un conocimiento
a priori para entenderlos, en cambio sí lo
necesitan la poesía, la bondad (el aprendizaje y
aceptación de una moral) y las
danzas (¿lo dionisíaco?).
El poema termina con un irónico comentario sobre
la supremacía del omnicomprensivo Jesucristo Que nao
sabia nada de finanças / nem costa que tivesse
biblioteca…
Es inegable la influencia de Nietzsche en la obra de
Pessoa, pero además el individiuo de comienzos de siglo XX
ha perdido totamente su norte, valores y
referencias, una crisis radical
que atraviesa la Humanidad y que Fernando Pessoa ortónimo
junto a sus heterónimos expresan con mayor o menor
virulencia. Ya que Caeiro-Reis-Campos les inquietan los mismos
problemas existenciales, intentando descifrarlos cada uno a su
manera pero en todos latente la negatividad del Pessoa
ortónimo.
Esta negatividad y ausencia de sentido se traduce en el
poema como anulación de todos los valores,
afirmando como lo único sólido la falta de sentido,
en este caso, la falta de finalidad (com mayor agresividad
expresaba Álvaro de Campos este tema en Lisbon
Revisited ya en 1926) ¿Para qué leer si el fin
es la nada?
La Libertad
entonces para Fernando Pessoa está en el des-conocimiento,
a la manera de Caeiro (su maestro) , la contemplación
junto al estoicismo de Reis, ser la ceifeira del poema de
Caeiro.
Pessoa utiliza un lenguaje
sencillo, lo que quizás llame más la atención e inquiete sea el tono jovial (no
olvidemos que está escrito el mismo año de su
muerte), casi
de cancioncilla infantil, comenzando con versos cortos entre
exclamaciones que contrastan con el pesimismo latente tras sus
juegos de
palabras, nihilismo amortiguado también por la
ironía tanto al final como al principio del poema con el
epígrafe (Falta uma citaçao de
Séneca), si bien el poema termina con puntos
suspensivos, como dejando ver tras la ironía un suspiro
interior de resignada negatividad.
Daniel Martí
Moreno
Estudiante en la Universidad de
Valencia
(España)
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